<<Hay una explicación acerca de los triunfos mayores que se puede obtener a través de la combinación de las figuras que pertenecen al orden más alto de la Verdad Espiritual; pero no es posible comunicar dicha explicación, pues yace en el interior del propio Santuario. Cada uno debe poder encontrar los significados superiores, manipular los mensajes y modificar su combinación, de modo que construya un conjunto orgánico cuya representación debe hacerse con la mente. Sin el caleidoscopio de las cosas exteriores, la Quieta Luz puede surgir en el interior de la mente, en aquel estado de pureza que es la Vida del Alma en Dios>>.
A. E. WAITE
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En esta baraja el Mago está vestido con una túnica blanca y se muestra rodeado de flores para demostrar la pureza de sus intenciones. La posición de las manos muestra la capacidad para controlar las fuerzas de la Naturaleza, que a través de la Magia Trascendental pueden ser recogidas en el cielo y guiadas hacia la tierra. Waite decía que esta carta simboliza la parte divina del hombre, lo que se evidencia en el símbolo de infinito que se encuentra sobre la cabeza de El Mago.
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La Sacerdotisa de Waite (Londres 1910) es <<la mujer y la madre espiritual>> que espera la unión mística. Su morada es el jardín de las granadas, en la región superior del Edén, cuya entrada guarda, flanqueada por Jakin y Boaz, las columnas del templo de Salomón. Corona su cabeza una diadema lunar con un gran globo, símbolo de la armonía entre opuestos. Sobre el regazo, medio escondida, tiene la Torá, la ley hebrea. Apoya el pie izquierdo sobre la luna creciente, símbolo del dominio de los instintos.
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Una mujer hermosa y real, ricamente vestida, empuña con la mano derecha el cetro del mundo; en un escudo que se encuentra a su lado aparece dibujado el símbolo de Venus. La diosa aparece sentada delante de un campo de cereal, y a su espalda fluye una corriente de agua que penetra en un bosque, el jardín inferior del Edén. Waite afirma que no se trata de una reina celeste, sino del <<refugio de los pecadores>> del placer satisfactorio que calma todos los dolores. Es la fecundidad humana, la <<puerta>> que conduce a esta vida.
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El Emperador de Waite (Londres 1910) está sentado sobre un trono de piedra, con los brazos y las esquinas del respaldo adornados con cabezas de carneros, símbolo de la fuerza fecundadora que remite al dios griego Zeus y al egipcio Amón. El soberano sostiene en la mano derecha el símbolo de la cruz ansada, atributo de Isis, que representa la inmortalidad. Según Waite, es el iniciado que trata de <<apartar el velo de Isis>>. Símbolo de la virilidad, representa también el <<trono del pensamiento>>, y el poder mundano.
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El Pontífice de Waite sostiene la cruz de los tres brazos, símbolo de las virtudes teologales (fe, esperanza, caridad) y también de los tres mundos (el material, el intelectual y el divino). Con la mano derecha bendice a dos clérigos, y este gesto, de acuerdo con el cristianismo esotérico de Waite, representa la doctrina revelada y la doctrina oculta. Las dos llaves cruzadas que hay a sus pies simbolizan el acceso a los misterios del tiempo y de la vida venidera. Para Waite, el Papa representa los dogmas teológicos, y es el canal por el que llega la gracia divina.
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El esoterista inglés Waite modificó esta carta para poner de manifiesto la idea de que la caída de la humanidad en el pecado era la realización de un plan secreto de la Providencia, no el resultado de un error. Gracias a este plan, los individuos volverán a ocupar el Jardín del Edén, pero ahora lo harán dotados de una conciencia que de otro modo nunca habrían alcanzado. Adán y Eva representan aquí la inocencia y el amor antes de la fatal contaminación inducida por el deseo físico.
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En la visión de Waite, cercana a los Rosacruz, esta carta representa a un conquistador de doble perfil, material y espiritual. De sus hombros sobresalen el urim y el thummin, joyas oraculares de los antiguos sacerdotes hebreos. Su frente se adorna con la estrella de la inteligencia; en su pecho aparece el cuadrado de la estabilidad. En el carro destacan los símbolos sexuales hindúes, el lingam y el yoni tutelados por las alas del Mercurio filosófico: es el símbolo de las conquistas que se hacen posibles mediante el dominio sobre los instintos (las dos esfinges).
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El ocultista inglés Waite (Londres 1910), de acuerdo con las innovaciones de la Golden Dawn, invirtió la numeración de La Fuerza con la Justicia para respetar el orden de los signos zodiacales. Esta carta, según Waite, expresa el Misterio de la Unión Divina, además se relacionaría con la potencia derivada de la adhesión a las Leyes Universales de la Existencia. Está conectada a la virginidad y la pureza interior, así como la fuerza necesaria para la contemplación de las cosas divinas. Por ello, según Waite, la figura simboliza la fe en Dios y en uno mismo.
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La diferencia de esta carta respecto a los modelos convencionales se limita a la sustitución del reloj de arena por la linterna, dentro de la cual brilla una estrella de seis puntas, símbolo de la sabiduría salomónica. <<Aquel que la sostiene -escribió Waite– recuerda la figura del Hombre Antiguo que busca la Luz del Mundo>>. Polemizando con la escuela esotérica francesa, Waite sostenía que El Ermitaño no simboliza la Filosofía Oculta, a salvo de la curiosidad de los profanos, sino que representa la protección garantizada por los Misterios Divinos.
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A los símbolos egipcios insertos en esta carta por los esoteristas franceses. Waite (Londres, 1910) agregó los cuatro seres alados que portaban el carro de Yahvé en la visión del profeta Ezequiel. A la rueda le añadió otros elementos de l tradición judeo-cristiana: las letras hebreas yod, he, vau, he, que componen el nombre divino (IHVH), y las letras TARO, que simbolizan los 22 triunfos y la rueda del devenir humano y universal. Pero según Waite, esta figura es negación de la casualidad y del destino.
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Por complejos motivos astrológicos ligados a particulares concepciones iniciáticas, Waite asignó La Justicia al número XI. En cualquier caso, el esoterista británico permaneció fiel a la iconografía tradicional. Esta figura no es expresión de la justicia espiritual, es decir, el orden establecido por la Providencia, sino que representa una idea más terrenal que involucra la moral humana. En suma, es la legalidad, un valor altísimo, pero inferior a los misteriosos designios divinos que hacen quizás imposible distinguir el bien del mal.
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En la nueva baraja ideada por Waite, esta figura adquirió un significado decididamente positivo, pues el autor rechazaba ver en ella ideas como el sacrificio, el martirio, el castigo, el trabajo y la obediencia ciega. Según Waite, El Colgado expresaba la relación entre Dios, el hombre y el Universo. Inspirándose en el esoterismo cristiano, el estudioso afirmó que << quien comprenda este significado recibirá presagios referentes a un Gran Despertar y sabrá que tras el Sacro Misterio de la Muerte llega el Glorioso Misterio de la Resurrección>>
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Un esqueleto cubierto con una armadura negra avanza montando un caballo blanco llevando un estandarte en el que hay una rosa de cinco pétalos que recuerda el símbolo esotérico de los Rosacruz. A pesar de que el caballero está desarmado, a su paso caen reyes prelados y hombres comunes. En el horizonte, entre dos torres, luce el sol de la inmortalidad. Waite, como otros esoteristas antes de él, se refería a esta carta como la muerte mística, es decir, de la conciencia, determinada por un rito de paso o una iluminación anterior.
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Esta entidad angélica lleva en la frente el símbolo solar y en el pecho el del <<septenario sagrado>>. Se supone, a decir de Waite, que está mezclando la esencia de la vida, y este hecho se representa también por la posición de los pies, uno colocado en tierra y el otro, en el agua. El ángel, mediador entre los mundos, significa también la capacidad de armonizar la naturaleza intelectual con la material. El sendero que se ve detrás de la figura representa el camino espiritual que, sólo cuando se alcanza el final, lleva a conocer el secreto de la vida eterna.
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Aunque esta carta no difiere mucho de las tradicionales, la interpretación de Waite es sustancialmente distinta a la que ofrecieron los ocultistas franceses. Así, para el esoterista inglés, el verdadero significado de El Diablo no sería la Ciencia Mágica, el Fluido Astral o la Fatalidad, sino <<aquel que habita en el umbral de los límites del Jardín Místico, donde fue conducido después de haber probado el fruto prohibido>>. Esta afirmación, sin embargo, sólo puede ser explicada en función de los ritos iniciáticos de la Golden Dawn.
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Al negar explícitamente la interpretación de Papus, Waite sostiene que La Torre representa la ruina de la Casa de la Vida, es decir, del individuo mismo, cuando el mal penetra en su interior. Desde otro punto de vista, el arcano XVI expresaría el agrietamiento de la Casa de la Doctrina, pues, partiendo de la idea de que <<sólo el Señor construye la casa>>, Waite atacaba a todas las iglesias al decir que todo individuo puede establecer una relación directa con Dios, a través de su propio interior.
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La figura que hizo dibujar Waite para su Tarot muestra una joven desnuda que está regando la tierra y el mar con el Agua de la Vida. Según el esoterista, ésta representa la Gran Madre, la <<Comprensión Superior>>, que comunica con las más altas esferas del Árbol de la Cábala, cuyas ramas abrazan el Universo entero. Desde el punto de vista terrenal, La Estrella simboliza la inteligencia natural que permite acceder gradualmente al conocimiento de la realidad visible, aunque con todos los límites impuestos a los seres humanos.
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Waite puso de manifiesto que esta Luna crece por el lado llamado <<de la misericordia>>; además tiene 32 rayos, como las vías de conocimiento de las que habla el Sefer Yesira (el génesis de los cabalistas). Según el rosacruz británico, la Luna, dispuesta así, ilumina la naturaleza bestial de los individuos y resalta las tendencias innombrables que surgen del abismo de la conciencia. Pero si la mente humana dirige una mirada serena a las gotas de luz que caen suavemente a la Tierra desde el astro, se descubre un mensaje permanente de paz y armonía.
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El niño desnudo montado en un caballo blanco que hace ondear un estandarte rojo representa, según Waite, <<El destino del Oriente sobrenatural>>. El Sol es la Santa Luz que señala el progreso de la humanidad en dirección al Paraíso, que se encuentra al otro lado del muro. Desde otro punto de vista, el astro rey simboliza la consciencia, el estandarte representa el Arte y la Ciencia sagrados, y el niño, por fin, es el mundo renovado gracias a la inocencia y al conocimiento de las posibilidades ofrecidas por la naturaleza.
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La mitad superior de estar carta está ocupada por el ángel que toca la trompeta, anunciando el Juicio Final; en la mitad inferior, un grupo de personas se levantan de sus tumbas y alzan sus brazos ante el mensajero de Dios. La carta es casi idéntica a la del Tarot de Wirth, pero Waite hace hincapié en el hecho de que los personajes de la carta muestran idéntica actitud de asombro, éxtasis y adoración ante la llamada del Eterno. Según Waite, dicha interpretación de la Gran Obra posee significados secretos que remiten a la conquista espiritual de la vida eterna.
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En los designios de Waite, esta carta representa el fin del Cosmos, el secreto de su interior, pero también expresa la condición del alma sumida en la contemplación estática de la Divinidad. En otro plano, el arcano XXI podría representar la condición del mundo en el momento en que la Ley divina esté plenamente aceptada; pero también es posible, como comentaba con tristeza el rosacruciano inglés, que narre una historia sobre aquel día en que todo era bueno, las estrellas de la mañana cantaban y los hijos de Dios gritaban de alegría.
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Un joven de mirada soñadora y extravagante atuendo camina hacia las grandes cumbres del mundo, rozando el borde de un precipicio. Pero el muchacho, bañado por un sol resplandeciente, no corre riesgo alguno, porque según Waite, parece como si estuviera protegido por unos ángeles, listo para sostenerlo en caso de precipitarse al vacío. Muchos símbolos de los Misterios están en reunidos en esta carta que, según el masón británico, tiene un significado positivo, pues la insensatez tradicionalmente atribuida a El Loco se convierte aquí en una especie de <<locura divina>>.
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*Todo esto podrás encontrarlo, tal cual ha sido transcrito, en ‘El Arte del Tarot’ de Orbis Fabri. Lo mismo que a esa obra pertenece la lectura que se realiza en el siguiente vídeo
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Canal de LE MAT CHEMIN
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